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jueves, 31 de diciembre de 2015

¡Año Nuevo!

Hoy escuché decir que un año nuevo está por llegar; yo no entiendo mucho, sé que todos estos días han sido de fiesta en casa, con ricas comidas y muchas visitas.
 
Luego dijeron que debemos de hacer propósitos para el año que viene; enlistar cosas que queremos y cumplirlas, eso es muy fácil para mí, porque mis propósitos puedo cumplirlos siempre:
 
1. Jugar
2. Comer todas mis croquetas
3. Ser feliz con mi familia
 
Y si se puede ir al parque todos los días aunque no sea sábado o domingo ¡mucho mejor!
 
¡Feliz Año Nuevo!
 
¡Guarf... guarf!

 

jueves, 24 de diciembre de 2015

El monstruo blanco (Final)


Angie llegó y puso la cara que pone cuando me porto mal; ella sabe que soy un poquito traviesa, pero también supo que mi intención era cuidar de ellos. Volvió a abrazarme  y  dijo muy seria que yo no debía de tener miedo en casa porque nuestro hogar es el mejor lugar del mundo.
Me explicó que el árbol disfrazado que me dio tanto miedo es un símbolo de Navidad y que muchas familias ponen uno en su casa cuando todos se juntan, comparten una cena y los regalitos.
¡Yo me puse a llorar! ¡Mi intención era defenderlos! Angie volvió a abrazarme y pedirme que no llorara, porque no debíamos llorar en Noche Buena cuando todos estamos juntos. Así que alentó a los niños a ayudarla a levantar el árbol y arreglarlo de nuevo  para que se viera tan colorido como estaba.
El árbol de navidad quedó de pie después de un rato, un poco chueco, pero otra vez encendieron sus luces, y yo, ¡ya no le tuve miedo!
Al poco rato, empezaron a llegar los invitados; al recibirlos, los niños contaban una y otra vez que yo había derribado al árbol, y todos reían y me hacían cariños.
Pasamos una linda noche; ellos cenaron un delicioso pavo,  yo comí mis croquetas de pollo, y justo a la media noche empezaron a repartir los regalos. Angie me dio una cajita forrada con un papel brillante, me ayudó a abrirlo y adentro venían ¡dos pelotas y un hueso de plástico para jugar!
¡Guarf… guarf! ¡Guarf… guarf! ¡Ladré muchas veces para decirles que estaba feliz, que sentía mucho haber derribado el árbol y que la Navidad es muuuuuuy bonita!
¡Feliz Navidad! ¡Guarf, guarf!

 

miércoles, 23 de diciembre de 2015

El monstruo blanco (Parte 5)


Más tarde toda la casa empezó a oler a comida deliciosa; los niños se pusieron muy guapos con unas bufandas de colores como la de las cajas de regalos, la mesa estaba puesta, Angie me abrazó y me dijo que todo estaba listo para esperar a nuestros invitados.
Fue a cambiarse y me encargó que cuidara todo. Entonces, ya con su permiso, decidí enfrentarme al monstruo para que no nos fuera hacer daño a nosotros ni a nuestros invitados.
Le volví a gruñir ¡grrrrrr! Y en eso, el monstruo cambió de colores, yo pensé que era una forma de decirme que estaba listo para pelear, así que le ladré y me fui encima de él.
Mi hocico agarró lo que pudo: unas tiras brillantes  que rodeaban  al monstruo y algunas figuras que colgaban de él resultaron  ser adornos en forma de copos de nieve, de estrellas y de pinos. Parecía que sí había un árbol debajo del monstruo, porque cuando logré derribarlo, pude ver el tronco y las ramas verdes de abajo que estaban cubiertas de blanco.
¡Oh…oh! Era un árbol disfrazado de monstruo blanco al que yo le había ganado la batalla. Pero ya no pude sentirme feliz de haber ganado porque los niños llegaron y se pusieron muy tristes al ver al árbol de navidad en el suelo...
(Continuará)

 

lunes, 21 de diciembre de 2015

El monstruo blanco (Parte 4)


La familia despertó muy temprano, todos estaban muy contentos, dijeron que era “Noche Buena” y la Navidad, la mejor época del año. Yo estaba un poquito cansada, no dormí mucho, me la pasé vigilando al monstruo blanco, pero cuando apaga sus luces no me da miedo.
Angie dijo que iba a preparar la cena, que debía portarme bien porque vendrían invitados esa noche. Entonces se encendió el monstruo, lleno de luces que cambiaban de color, como si fuera un robot, me dio muuucho miedo otra vez.
Todos estaban de muy buen ánimo. Cantaban mientras se preparaba la cena y de vez en cuando se detenían conmigo para hacerme algún cariño.
Luego trajeron unas cajas de colores que pusieron debajo del monstruo, Lalo dijo que eran regalos y que había uno para mí, ¡wow! Me emocioné mucho porque ya quería ver mi regalo. No me gustó que lo dejara tan cerca del monstruo así que fui a rescatarlo, y poco a poco con mis patitas, empecé a empujar las cajas de los regalos lejos del “árbol de navidad”
¡Callieeeeeeeee! ¡Gritó Angie al verme! ¡Oh…oh! Creo que no le gustó que moviera esos regalos, le quise explicar que era para ponerlos a salvo, se lo dije varias veces con un ¡Guarf...guarf…guarf! pero estaba muy ocupada para entenderme,  solo regresó las cajas al pie del monstruo y volvió a pedirme que no me acercara...
(Continuará)

 

martes, 15 de diciembre de 2015

El monstruo blanco parte 3


Otra vez me acerqué muy despacito al “árbol” y con mi hocico alcancé a agarrar una pelota muy brillante que estaba colgada. Además, marqué mi territorio para que le quedara claro que no lo quiero en mi casa.

¡Guarf…. Guarf! ¡Creo que gané! el árbol no hizo nada más que quedarse ahí quieto, sin luces porque ya era muy noche, yo estaba muy contenta y esperé a que Angie despertara para decirle que no había peligro, yo podía con el monstruo blanco sin ayuda de nadie.

¡Oh, oh! Cuando despertó y vio que deshice la pelota brillante y marqué territorio ¡me regañó!  Yo pensé que iba a ponerse muy feliz.

Me abrazó y me acercó al árbol para decirme otra vez que no tuviera miedo. ¡Grrrrrrr! Volví a gruñir. El monstruo encendió sus luces en ese momento, pero con Angie cerca no pude hacer nada.

Volveré a esperar a que se quede apagado y ya verá ese monstruo que yo soy muuuuy valiente.

¡Guarf…guarf
 

domingo, 13 de diciembre de 2015

Monstruo blanco parte 2


Me acerqué con mucho cuidado, en silencio. Todos estaban dormidos y yo pegada al suelo: despacio, muy despacio hasta llegar a él para que no fueran a escucharme.
El monstruo seguía en la sala, sin moverse, se veía diferente con las luces apagadas. Ya no parecía querer atacarnos, pero yo estaba lista para defender mi casa y mi familia.
¡Grrrrr! ¡Guarf….. grrrrrr…. Guarf!
Gruñí y ladré lo más quedito que pude, pero Angie me escuchó, de inmediato, se prendió la luz y vino hasta mí. Repitió otra vez que no me acercara al “árbol”
Obedecí y me alejé de ahí, pero hice un plan. Esta noche volveré a intentar acercarme para dejar bien claro que aunque soy pequeña ¡soy muy valiente! y yo defiendo a mi familia.
¡Guarf… guarf!
Continuará…..

 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

El monstruo blanco (parte 1)

Angie llegó muy contenta a casa con un graaan árbol. Yo no puse atención y me fui a jugar al jardín. Me extrañó que no me llamara como otras veces para que entrara a comer; cuando me cansé de jugar decidí ver qué pasaba y me encontré con un graaan monstruo blanco en la sala.
 
¡Guarf... grrrrrrrrr.... Guarf! Ladré frente al monstruo que parecía iba a  atacarnos: lleno luces de colores y hasta de música.
 
¡Ladré más fuerte para avisarle a la familia que había un intruso en casa, pero nadie me hizo caso!, todos estaban muy contentos; luego, se acercaban al monstruo para tomarse fotos con él.
 
¡Grrrrrrrrr!
 
Cuando llegó la noche, apagaron las luces de la casa y también las del monstruo blanco, me dijeron que no fuera a acercarme por ningún motivo al "árbol de navidad"
 
Recordé que habían llegado con un árbol, pero no, ese no podía ser un árbol, decidí vigilar toda la noche y estar pendiente que el monstruo no nos hiciera daño.... (CONTINUARÁ)


 

miércoles, 2 de diciembre de 2015

El sillón

Me había portado muy pero muy bien, hasta que me subí al sillón de la sala. ¡Muy afelpado! ¡Muy cómodo! Entonces me quedé dormida y nadie me dijo nada.
 
Después, jugando con lo afelpado del sillón ¡le di unas mordiditas a la tela! ¡le hice un agujero!
 
¡Oh oh! supe de inmediato que me iban a regañar, fue un descuido porque esa tela es muy bonita y yo sólo estaba jugando con ella.
 
Antes de que me dijeran algo, le avisé a Angie; no ladré, fue un sonido diferente para llamar su atención. Ella se me acercó para preguntarme por qué estaba llorando y cuando vio el agujero se enojó conmigo. Sólo que no me castigaron porque avisé lo que había hecho.
 
¡Guarf... guarf! ¡Lo siento, fue un accidente! ¡Prometo portarme bien!