En ocasiones ser curiosa no es lo mejor que puede pasarme. ¡Quiero saber todo! y a veces me meto en problemas.
Angie llegó a casa muy contenta a cocinar, yo jugaba con el tapete cuando mi naricita percibió un aroma delicioso. La escuché decir que preparaba pollo con una salsa de chiles jalapeños; conozco el pollo, mis croquetas tienen eso, ella lo menciona cada que sirve mi platito: para ponerme "grande y fuerte", ¡si ya lo soy!
Yo merodeaba por la cocina, a veces me deja estar adentro de la casa, y por el asunto de las garrapatas no había salido al jardín. En el suelo agarré algo, y me escondí para jugar con él, pero me empezó a arder el hociquito mucho, no pude evitarlo y empecé a llorar.
Angie se acercó a verme, me encontró detrás del sillón, jugando con lo que dijo era un rabito de chile jalapeño. Yo no sabía que podía sentir ese ardor, así que no vuelvo a jugar con los chiles., ¡no me gustan!
¡Guarf... guarf!
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