¡Creo que mi pelota se descompuso! Yo estaba jugando con ella, como todos los días, corriendo y atrapándola con mi hocico, y siempre puedo sentirla completa, solo que algo pasó y se desinfló todita.
Lalo me la había aventado, yo la atrapé pero la sentí diferente; él empezó a reírse al ver que ya no era redonda como siempre, ahora era como un pedazo de pelota y no fue divertido.
Angie se acercó a revisarla y dijo que ya no servía, que tal vez yo con mis dientitos pude desinflarla, pero no creo que sea posible... ¿o sí?
¡Guarf... guarf! ¡Creo que yo la descompuse!
Lalo trajo su pelota de jut-bol para seguir jugando conmigo, y Angie prometió comprarme otra pelota muy pronto.
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