Volví a la escuelita de perros. Mi familia dijo que hoy aprendería algo muy importante, así que todos estábamos muy emocionados, yo más porque imaginé que me enseñarían a saltar muy alto o a comer galletas de una sola mordida, ¡guarf... guarf!
Cuando el hombre que se dedica a entrenarme dijo que me enseñaría a hacer pipí en un solo lugar, no entendí, ¿en un sólo lugar? ¡Guarf...guarf! Grrrrrrr, le dije, y él se empezó a reír.
Se acercó a explicarme que es importante hacer pipí en un solo lugar por limpieza, y el hábito se haría costumbre y es lo mejor cuando uno duerme dentro de casa.
¡Ah! entendí porqué todos estaban contentos de mi clase de hoy, en ocasiones, no he alcanzado a llegar al jardín y ¡ups! han sido accidentes...
Me dieron las instrucciones pero no tuve ganas de hacer pipí toda la clase... El hombre me veía y me pedía que hiciera pipí sobre un periódico pero mi cuerpecito nada.
La hora de salida llegó y no tuvo éxito conmigo, cuando me entregó a mi familia dijo que repetiríamos la clase, y yo, creo que será otra clase muuuuuy difícil.
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