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domingo, 26 de febrero de 2017

Sin hablar


No puedo hablar, pero mi familia puede entenderme. Saben cuándo me duele mi pancita o cuando tengo miedo. Yo también puedo sentir cuando están tristes o enojados.

No sé cómo funciona, solo sé que ladrar y hablar no hace diferencia para que nos entendamos.
Mi familia me quiere mucho y yo a ellos, aunque sería bonito que movieran la cola como yo. Pero hacen otras cosas, como abrazarme, llevarme a pasear o conseguir mis croquetas favoritas.

Si pudiera hablar les diría que no me gusta mucho bañarme, o cuando estoy jugando con los zapatos, no me gusta que me los quiten, o que deberían llevarme por más horas al parque.

¡Wow! Les diría muchísimas cosas, también que los quiero mucho y que la frazada está muy calientita pero deben de lavarla más seguido ¡fuchi, huele muy feo a veces!

¡Guarf, guarf! ¡Amo a mi familia!

 

jueves, 9 de febrero de 2017

El pastel


¡Wow! ¿qué es eso? ¡Algo huele muy bien! Corrí por todas partes buscando ese olor que era nuevo para mí, y llegué a la cocina, justo del horno sacaban un pastel.

¡Huele delicioso! Yo brinqué un poco porque quería verlo, pero no alcancé, sigo siendo un poco pequeña. Dijeron que era el cumpleaños de Lalo, lo van a cenar como postre pero también dijeron que yo no puedo comerlo, que los postres no son para perritos y que me puede enfermar.

¡Me puse muy muy triste! Más cuando lo pusieron en la mesa y me abrazó Angie para que pudiera verlo, ¡se veía igual de delicioso a su olor!

Cuando lo estaban comiendo, Angie me  dio un pastelito pequeño pero de pollo, especialmente para mí y me pancita, no olía igual, pero estaba ¡riquísimo!

¡Me puse muy feliz! ya quiero que hagan otro pastel en casa, para que me traigan pastelito de pollo ¡guarf…guarf!