Hoy tuve clase en la escuelita para perritos. Ahora entiendo a Lalo cuando dice que no quiere ir; no nos dejan jugar, y eso es lo único que me gusta hacer además de comer.
Mis patitas se movieron para saludar a mis amiguitos, y el entrenador con voz fuerte dijo: "Callie, a tu lugar" me regresé muy tranquila, pero de ratito, otra vez mis patitas se fueron solas, y el entrenador dijo "Callieeeee, qué rebelde"
¿Rebelde? pregunté con un "Guarf, guarf" pero nadie me explicó nada.
De pronto unos pajaritos pasaron cantando como los del jardín y de inmediato me levanté de patitas para saltar y otra vez lo mismo: "qué rebelde, que no te quedas quietecita"
¡Oh, oh! Es muuuuuy difícil quedarse quietecita todo el tiempo, yo no puedo, así que no me dieron galleta al final de la clase. En casa nunca me han dicho "rebelde" me puse un poco triste pero al llegar me dejaron jugar toooda la tarde, así que no creo que yo sea eso que me dijeron en la escuelita, lo que pasa es que me gusta muuuucho jugar!
¡Guarf....guarf!
